El
hijo ingrato
Un hombre y su esposa estaban sentados en
el salón, y tenían en su mesa un
delicioso pollo asado para comerlo juntos.
En eso el hombre vio que su anciano padre
se acercaba, y rápidamente tomó el
pollo y lo escondió, para que el anciano
no pudiera coger nada de pollo. El
viejito llegó, tomó una bebida y se
marchó.
Entonces el hijo quiso poner de nuevo el
pollo en la mesa, y cuando fue a cogerlo,
lo que había era un enorme sapo que se
le lanzó a su cara y se quedó allí
pegado y nunca se le despegó.
Si alguien intentaba quitárselo, lo
miraba con ojos maliciosos como si
estuviera a punto de lanzársele a su
cara, así que nadie se aventuraba a
tocarlo. Y el ingrato hijo quedó
obligado a alimentar al sapo todos los
días, porque si no él se alimentaba de
su cara. Así, por su ingratitud. el
hombre no volvió a tener descanso en su
vida.
Enseñanza : Hay
que ser generoso y agradecidos con los
padres
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