El
Sol
Un nuevo día
había llegado y nuestro amigo el Sol ya
estaba listo para salir.
Desde bien temprano, ya estaba
preparándose para que el día fuera
Un Gran Día .
Sin darse cuenta llegó su hora y el
cielo se vistió de luz y color.
Nuestro amigo el sol estaba muy contento,
pues ninguna de esas nubes traviesas
habían venido a tapar su resplandor hoy.
Desde el cielo, veía a los niños jugar
y reír en el parque, la playa... y se
sentía feliz porque sabía que en parte
era gracias a él.
Observando a un grupo de niños, escuchó
como contaban lo que iban a hacer cuando
se hiciera de noche, el Sol escuchó muy
atento como uno de esos niños decía:
Que ganas tengo de que se haga hoy
de noche, porque son las fiestas de mi
pueblo y esta noche van a celebrarlo,
llenando el cielo de brillante cohetes,
cohetes que son como estrellas...
El Sol se puso muy triste y no quiso
seguir escuchando. El también tenía
ganas de ver esos cohetes, pero sabia que
no podía ser.
Llegó la noche y el Sol se escondió.
Esa noche estuvo muy triste pensando en
lo bien que se lo estaría pasando todos
viendo esos bonitos cohetes.
Tan triste estaba que estuvo varios días
sin salir, se pasaba todo el día
escondido.
Un día cansado de esa soledad decidió
salir y se dio cuenta de que todos al
verle estaban muy contentos y se notaba
que le habían echado mucho de menos.
Entonces se sintió muy feliz y se dio
cuenta de que, aunque no siempre podemos
hacer lo que nos gusta debemos sentirnos
felices de lo que somos e intentar que
todos los demás también lo sean
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