La
balanza de plata
Un día , un grupo de niños, entraron en
una tienda de telas que hacia tiempo que
estaba cerrada y encontraron una balanza
de plata, escondida tras un mostrador.
La balanza tenía un gran adorno en el
centro, que era algo misterioso.
Pronto descubrieron que no era una
balanza normal.
No pesaba manzanas, tomates, carne o
pescado. Lo realmente asombroso era que
podía pesar las buenas o malas obras que
las personas hacían.
Los niños se dieron cuenta de esto,
cuando uno de ellos, decidió tocar el
centro de ella. De repente la balanza se
iluminó.
El niño se mareó y cayó al suelo.
Uno de los lados de la balanza se
inclinó y comenzaron a salir de él,
estrellas, muchas estrellas. Aparecieron
ante ellos todas las buenas obras
realizadas por el niño. Había sido
bondadoso y comprensivo con los demás.
Al rato, el niño se levantó y comenzó
a recuperarse.
Otro niño, quiso intentarlo también.
Puso su mano sobre el centro de la
balanza de nuevo y ésta volvió a
iluminarse.
Esta vez, no salieron estrellas, sino
espadas. Este niño no había sido tan
generoso como el otro, era un niño
egoísta aunque, como era un niño,
todavía podía aprender a compartir.
La balanza, les enseñaba lo bueno o malo
que tenían en sus vidas y que podrían
mejorar.
Así pasaron los años. Los niños
seguían consultando a la balanza siempre
que tenían dudas sobre cómo debían
actuar o pensar.
Pero un día, la balanza dejó de
iluminarse y los niños se hallaban un
poco desorientados y tristes.
¿Quién les guiaría a partir de ahora?.
¿Por qué les había abandonado?.
La balanza se iluminó por última vez, y
les explicó por qué ya no podía
ayudarles más.
¡Ahora, debéis pensar por vosotros
mismos!.
¡Ya sois grandes y lo suficientemente
inteligentes para hacerlo!.
¡Os deseo mucha suerte!. Al decir esto
la balanza se apagó.
Al principio, los niños estaban muy
apenados, pero con el paso del tiempo se
dieron cuenta que era lo mejor para ellos.
Aprendieron a ser responsables por si
mismos, pero nunca olvidaron los buenos
consejos de la sabia balanza.
Por todo ello, siempre la recordaron como
la balanza de la sabiduría.
© Marisa Moreno, Spain
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