Una
mujer vieja es peor que el diablo
Había una vez un joven matrimonio muy
feliz. Marido y mujer se amaban con todo
su corazón y siempre se llevaban bien.
Pero el diablo se propuso sembrar la
discordia entre ellos. Fue a ver a una
vieja alcahueta, una mujer perversa, y le
ofreció un par de zapatos rojos si
conseguía que los jóvenes dejaran de
amarse.
La vieja puerca acepto el desafío. Se
presentó ante el joven y le dijo:
-Escucha: tu esposa piensa asesinarte.
-Eso no es cierto -respondió el joven-,
yo sé que mi esposa me ama de verdad.
-No -dijo la vieja-, ella está enamorada
de otro y planea cortarte la garganta.
Así logró hacer que el joven temiera a
su mujer. Pensaba que algo horrible
podría sucerderle.
Poco después la vieja fue a ver a la
esposa y le dijo:
-Tu marido no te ama.
La joven respondió de inmediato:
-Tengo un esposo fiel, y sé que me ama.
Pero la vieja replicó:
-No, él ama a otra. Deberías detenerlo.
Toma una navaja, escóndela debajo de su
almohada y mátalo.
Enloquecida, la pobre joven le creyó a
la vieja y se puso furiosa con su marido.
Este comenzó a sospechar y, enterado por
la vieja alcahueta de que su esposa
había ocultado una navaja debajo de su
almohada, esperó hasta que la joven
estuviera dormida, tomó la navaja y la
mató.
Entonces la vieja fue a ver al diablo y
le exigió el par de zapatos rojos. El
diablo le entregó los zapatos, pero
poniéndolos al extremo de un palo largo,
porque tenía miedo de ella.
-Tómalos -le dijo-. Tú eres más mala
que yo.
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