Un
asno, conducido a lo largo de un camino
en la montaña, de repente resbaló y
empezó a caer al borde de un precipicio
profundo. Mientras él estaba en el acto
de abandonarse al abismo, su dueño lo
agarró por la cola, procurando
regresarlo. Cuando el Asno persistió en
su esfuerzo de dejarse ir abajo, el
hombre lo soltó y dijo:
-Triunfa, pero triunfa a tu propio costo-
Al
terco hay que dejarlo con su terquedad.
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