Una
cierva era perseguida por unos cazadores
y se refugio bajo una viña. Pasaron
cerca los cazadores, y la cierva,
creyéndose muy bien escondida, empezó a
saborear las hojas de la viña que la
cubría. Viendo los cazadores que las
hojas se movían, pensaron muy
acertadamente, que allí adentro había
un animal oculto, y disparando sus
flechas hirieron mortalmente a la cierva.
Ésta, viéndose morir, pronunció estas
palabras:
-- ¡ Me lo he merecido, pues no debí
haber maltratado a quien me estaba
salvando ¡
Sé
siempre agradecido con quien
generosamente te da la ayuda para salir
adelante.
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