Vagaba cierto día un
lobo por lugares solitarios, a la hora en
que el sol se ponía en el horizonte. Y
viendo su sombra bellamente alargada
exclamó: --
¿ Cómo me va a asustar el león con
semejante talla que tengo ? ¡ Con
treinta metros de largo, bien fácil me
será convertirme en rey de los animales
!
Y mientras soñaba con su
orgullo, un poderoso león le cayó
encima y empezó a devorarlo. Entonces el
lobo, cambiando de opinión se dijo:
-- La presunción es
causa de mi desgracia.
Nunca valores tus virtudes
por la apariencia con que las ven tus
ojos, pues fácilmente te engañarás.
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