Tiraban
unos pescadores de una red y como la
sentían muy cargada, bailaban y gritaban
de contento, creyendo que habían hecho
una buena pesca. Arrastrada la red a la
playa, en lugar de peces sólo
encontraron piedras y otros objetos, con
lo que fue muy grande su contrariedad, no
tanto por la rabia de su chasco, como por
haber esperado otra cosa.
Uno de los pescadores, el más viejo,
dijo a sus compañeros:
-Basta de afligirse, muchachos, puesto
que según parece la alegría tiene por
hermana la tristeza; después de habernos
alegrado tanto antes de tiempo, era
natural que tropezásemos con alguna
contrariedad.-
Es
rutina de la vida que a buenos tiempos
siguen unos malos
y a los malos tiempos le suceden otros
buenos.
Estemos siempre preparados a estos
inesperados cambios.
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